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Fisiología de la erección

El proceso de erección debe entenderse como un acontecimiento hemodinámico controlado neuralmente en el que influyen una situación hormonal intacta y un estado mental adecuado [12]. Como centro sexual cerebral, el sistema límbico localizado en el lóbulo temporal se considera de la mayor importancia. La estimulación eréctil desencadenada por el cerebro se abre camino a través del centro toracolumbar Th L1-L3 (= centro de erección psicógena), que envía fibras simpáticas eferentes a través de los ganglios fronterizos al plexo hipogástrico superior e inferior. El plexo hipogástrico inferior recibe influjos parasimpáticos de los segmentos sacros S2-S4 (= centro eréctil reflexogénico) a través del nervio erigente. Las fibras eferentes-parasimpáticas alcanzan su órgano final a través del nervio pudendo, las fibras simpáticas-efferentes periarterialmente en el cuerpo cavernoso.

En estado de reposo, según las ideas actuales [11], el pene se encuentra bajo un tono vasoconstrictor permanente simpaticotónico y probablemente bajo la influencia moduladora de neuroefectores locales como el “polipéptido intestinal vasoactivo” (VIP), así como en equilibrio con neurotransmisores colinérgicos responsables del control de la relajación muscular corporal. El desencadenante del proceso de erección a través de la relajación de los músculos cavernosos simpáticamente tonificados es probablemente el bloqueo de los impulsos simpáticos, aunque el transmisor de este proceso es aún desconocido. La neurotransmisión colinérgica parasimpática también parece estar mediada por el factor relajante derivado del endotelio (EDRF) secretado por la célula endotelial, y se cree que un aumento local del óxido nítrico (NO) favorece el desarrollo de los efectos del EDRF [10]. Así pues, la neuroestimulación adrenérgica, colinérgica y VIP-érgica tienen una relación entre sí que aún no se comprende del todo [1-4, 6, 9].

Pene flácido

Pene erecto

Fig. 1.3 a, b. Representación esquemática de las condiciones de entrada arterial y salida venosa durante la erección.

En estado de reposo (pene flácido), las arteriolas intracorpóreas están constreñidas y los músculos lisos del cuerpo cavernoso están contraídos, de modo que la entrada de sangre por la arteria profunda y, en menor medida, por la arteria dorsal está en equilibrio con la salida libre de sangre por las venas emisarias a nivel del cuerpo cavernoso (Fig. 1.3). Los siguientes componentes hemodinámicos son responsables de las fases tumescente y eréctil (Fig. 1.4 a, b):

  1. Disminución de la resistencia en el cuerpo cavernoso mediante la relajación máxima de la musculatura cavernosa.
  2. Aumento del flujo arterial a través de la dilatación de las arterias del pene.
  3. Restricción de la salida de la sangre venosa por compresión de las venas entre la túnica albugínea y los músculos cavernosos con aumento intracorpóreo del volumen y la presión [5, 8].

Las indicaciones iniciales también sugieren una restricción activa adicional de los canales de salida venosos como mecanismo venooclusivo adicional [7].

La gran reducción del flujo sanguíneo venoso con un aumento masivo del flujo arterial y la compresión adicional del cuerpo cavernoso tumescente por la contracción de los músculos isquiocavernosos y bulboesponjosos conducen a una rigidez máxima. En la fase de detumescencia se produce un aumento del flujo venoso y una reducción del flujo arterial [5]. La figura 1.5 muestra los procesos hemodinámicos de forma simplificada.

Literatura

  1. Blum MD, Bahnson RR, Porter TN, Carter MF (1985) Effect of local alpha-adrenergic blockade on human penile erection. J Urol 134: 479-481
  2. Brindley OS (1983) Cavernosal alpha-blockade: a new technique for investigating and treating erectile impotence. Br J Psychiatry 143: 332-337
  3. Hedlund H, Andersson KE (1985) Contraction and relaxation induced by some prostanoids in isolated penile erectile tissue and cavernous artery. J Urol 134: 1245-1250 10 Consideraciones generales sobre la disfunción eréctil.
  4. Janosoko EO (1986) Intracavernous self injection of papaverine and regitine for the treatment of organic impotence. NC Med J 47: 305-307
  5. Juenemann KP, Weiske WH (1988) Diagnosis of erectile dysfunction by Doppler sonography. Parte 1: Conceptos básicos. Urólogo B 28: 5-10
  6. Kiely EA, Bloom SR, Williams G (1989) Penile response to intracavernosal vasoactive intestinal polypeptide alone and in combination with other vasoactive-agents. Br J Urol 59: 473-476
  7. Kirkeby HJ, Lundbech PE, DjurhnusJC (1990) Venous outflow-evidence for active regulation. Int J Impotence Res 2/S2: 13-14
  8. Lue TF, Hellstrom WJG, Thnagho EA (1986) Priapism: a refined approach to diagnosis and treatment. J Urol 136: 104-108
  9. Padma-Nathan H, Goldstein I, Azadzoi K, Blanco R, Derejada IS, Krane RJ (1986) In vivo and in vitro studies on the physiology of penile erection. Sernin Urol 4: 209-216
  10. Tejada SJ et al. (1988) Cholinergic neurotransmission in human corpus cavernosum. Am J Physiol 254:H 459-467
  11. Virag R, Sussman H, Shoukry K (1987) Late results on the treatment of neurogenic impotence by self-intracavernous-injection (SICI) of vasoactive drugs. World J Urol 5: 166-170
  12. von Wartensee MS, Sieber A, Studer UE (1988) Therapy of erectile dysfunction with papaverine - 2.5 years experience. Schweiz Med Wochenschrift 118: 1099-1103
Autor: S. Alloussi E. Becht H.-V. Braedel , D. Caspari Th. Gebhardt S. Meessen V. Moll , K. Schwerdtfeger J. Steffens
Fuente: Erektile Funktionsstorungen , Diagnostik, Therapie und Begutachtung